La penetración de humedad en los componentes de un edificio puede tener varias causas: desde una mayor condensación debido a un comportamiento incorrecto de calefacción y ventilación hasta fugas en los sistemas de tuberías de agua y un sellado inadecuado de la envolvente del edificio.
Los daños por humedad suelen ser especialmente graves porque pasan desapercibidos durante mucho tiempo y, cuando se descubren, ya se ha formado moho o incluso hongos que destruyen la madera. Esto puede provocar un aumento significativo de los daños y, por tanto, un esfuerzo de renovación significativamente mayor.
La infestación de moho también es un problema de higiene y puede suponer un riesgo para la salud de los residentes. Si un edificio está infectado con un hongo que destruye la madera, como la podredumbre seca, se debe prestar especial atención para reparar el daño de manera segura y salvar partes sanas de la estructura del edificio.
El requisito básico para una renovación exitosa es eliminar la causa del daño. La mejor manera de identificarlos y determinar el alcance real del daño es mediante inspecciones in situ seguidas de pruebas de laboratorio para evaluar el riesgo de moho u otros gérmenes. Con un concepto de renovación bien fundamentado se pueden evitar costes innecesarios. La carga para los afectados sigue siendo menor y se puede comprobar el éxito de la renovación.